Es una excelente noticia que Cuba permita a sus nacionales la salida de la isla con solo el pasaporte y una visa. Ya era hora, todo sea dicho. No será, probablemente, el último de los cambios en el proceso de reformas iniciado por Raúl Castro. La crítica Yoani Sánchez ha aprovechado la oportunidad para viajar por el mundo y contar su visión de Cuba. Una gira ambiciosa por varios países en 80 días, invitada por diferentes organizaciones. A nadie se le escapa el montante económico que esto supone. Ya ha sido recibida con polémica en Brasil por grupos de manifestantes a los que ya se han encargado de tildar de intolerantes y fascistas. Estos manifestantes, entre ellos diputados brasileños, han solicitado debatir con ella y existen unas imágenes en las que aparece Yoani con un micrófono contestándoles pero ningún medio ha ofrecido imágenes del intercambio de opiniones lo cual nos puede indicar el tratamiento informativo de los grandes medios ocultando la parte crítica y amplificando los abucheos y reproches. No es nada nuevo la dedicación especial de los medios de comunicación a la maleabilidad de la opinión de su público. El hecho es que Yoani no es una cubana cualquiera. Es una privilegiada, muy bien pagada por medios de comunicación internacionales, entre los que se encuentra nuestro venido a menos El País que le contrató el año pasado como corresponsal. A su vez ha sido receptora de numerosos premios en metálico que han engordado sustancialmente su cartera. Tiene un blog que recibe miles de visitas, traducido a 20 idiomas, en el que se enlazan más de 40 blogs y sitios webs cubanas críticas con el gobierno de Castro, escritos y mantenidos desde el interior de la isla. Su opinión es difundida por todo el mundo aunque en estos años ha sido el vehículo de rumores como el que apuntaba a la muerte de Fidel Castro o ha dejado caer interesadamente la sombra de la sospecha en asuntos como la muerte de Payá en la que estuvo implicado el pobre Carromero. Se dice a sí misma periodista pero verificar y contrastar las informaciones no va con ella, siempre y cuando sirvan a sus intereses. Es de las pocas cubanas que se reúnen con representantes del gobierno estadounidense y se sospecha de sus relaciones con organizaciones criminales como la CIA. Para aquellos que no somos cubanos es una tragedia porque no podemos tener informaciones, ya no objetivas, sino difundidas con un mínimo de honestidad. Yoani carece de credibilidad por su tendencia a la teatralidad, a la hipérbole y a la rumorología. Ahora tiene la oportunidad de vender su producto, apoyada por las organizaciones y medios que han ideado y construido su imagen, ante auditorios de diversos países pero ya no está frente a una hoja en blanco o una pantalla de ordenador sino frente a personas críticas. Todo un reto para esta cubana privilegiada y mimada por el occidente capitalista.