El mayor lastre para el Estado Español es el desinterés por atajar el problema endémico de la corrupción en las grandes empresas, en las instituciones públicas y partidos políticos. El Partido Popular no está interesado en acabar con la corrupción sino en acabar con las acusaciones que les relacionan con la corrupción. Es decir, seguir como hasta ahora, cometiendo acciones irregulares y delictivas ocultas a los ojos de la opinión pública. No les importa que se sospeche porque siempre pueden salir en los medios amigos y hacer gala de su honradez desde el enojo por la más mínima sospecha, lanzando bombas de humo que les permita distraer la atención o culpando a los enemigos políticos. No es que ahora hagan algo diferente pero los indicios son más sólidos y les situa en una posición más delicada. La estrategia de Rajoy de no mentar la corrupción, con la idea de que de lo que no se habla no existe, y aventar teorías conspiratorias es la lógica que adoptaría el culpable. Porque no podemos olvidar que Rajoy y compañía son culpables y desde este hecho se tienen que analizar las decisiones que toman. No les importa absolutamente nada de la educación, de la sanidad, de los servicios sociales, del desempleo, de los desahucios, de la pobreza, de los suicidios…nada de nada más que mantener la cuotas de poder que les permitan permanecer en la posición privilegiada social y económica en la que se encuentran. Cualquiera de los movimientos que hacen, ya sea en la profundización de las medidas antipersonas o en las pequeñas rectificaciones a alguna de sus decisiones tienen que ver con el delicado equilibrio que les permite mantenerse en el poder. Rajoy ha mostrado en su primer debate de la nación como presidente del gobierno, después de habernos sustraído el que correspondía al año 2012, cuáles son su cartas. No tomará medidas reales y eficaces dirigidas a luchar contra la corrupción y transmitirá a la opinión pública una imagen del estado español ideal, saliendo de la crisis económica y financiera, mejorando en indicadores totalmente ajenos al pueblo, con ese truco barato para ganar tiempo que es que los efectos de las medidas aún no se ven pero ya empiezan a dar resultados…hasta que le atropelle la realidad. Hay protestas en Portugal, en Italia, en la maltrecha Grecia, en Bélgica, en Bulgaria…la indignación es imparable en toda Europa pero aún no es suficiente para echar a los enemigos del pueblo de los gobiernos. En el Estado Español tienen cara de Rajoy, de Rubalcaba, de Duran y Lleida y de Mas. En Italia de Monti y de Berlusconi, y en Grecia y en Alemania…todos ellos son los que han ayudado a construir este sistema injusto e inhumano. Ninguna de sus estrategias les convertirán en algo diferente a lo que son: CULPABLES. Ni sus palabras ni sus gestos pueden engañarnos. Son los enemigos del pueblo.