La segunda transición


O un acuerdo histórico. Palabras demasiado rimbombantes para un simple y previsible pacto entre dos partidos que aseguran el mantenimiento del statu quo. En las quinielas de un posible pacto siempre aparecía Ciudadanos de Albert Rivera. No podía ser de otra manera. Es el partido que va a garantizar el cambio para que todo siga igual. Ha sido el contenedor de votos huidos de un Partido Popular cada vez más acorralado por la corrupción pero que a la vez permitía mantener la correlación de fuerzas entre la derecha y la centro derecha española, que de cara al electorado se traduce en derecha y centro izquierda. 

El PSOE ha hecho lo que mejor sabe. Negociar con aquellos con los que saben que van a llegar a un acuerdo, es decir, Ciudadanos, y negociar con aquellos con los que saben que no van a llegar a un acuerdo, es decir, Unidad Popular, Podemos y Compromis. El doble juego de los pesoistas habitual. Siempre podrán decir que intentaron formar un gobierno de izquierdas. La realidad es que un acuerdo con Podemos y compañía era una quimera pero su escenografía necesaria para seguir dando el barniz de izquierdas necesario que mantenga vinculados al cada vez más minoritario y confuso sector de izquierdas del partido. Al fin y al cabo se puede echar la culpa del fracaso a las medidas trasnochadas, irreales o disparatadas -elijan el adjetivo que más les guste- de Podemos o a que se hayan levantado de la mesa negociadora por el anuncio del acuerdo con Ciudadanos. 

Vender este pacto como un acuerdo histórico es evidentemente una exageración. Rivera y Sánchez lideran partidos con más parecidos que diferencias y comparten el mismo modelo económico, territorial y de desarrollo. Lo natural es que marchen de la mano y que coincidan en la mayor parte de los asuntos que debatan. Así es muy fácil llegar a consenso. Pero el cómo envolvamos el regalo tiene su importancia en una sociedad como la nuestra. Un papel bonito es suficiente para que se crea durante un tiempo que es un buen regalo. Histórico y segunda transición son palabras demasiado grandes teniendo en cuenta la mediocridad intelectual de los dos protagonistas. Este es un pacto de mierda que solo sirve para los que han urdido el plan, para los que manejan el tinglado y se aseguran que las condiciones que les benefician se mantengan. Un pacto de mierda pero el pacto que nos merecemos.

Un comentario en “La segunda transición”

  1. OTAN, de entrada NO. Luego, hasta el corvejón. Nada nuevo ni sorprendente, es el PSOE's style. El sobredimensionado pacto ni siquiera ha sido urdido por ellos, meros ejecutores obedientes.

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