Pequeñas reflexiones sobre las elecciones europeas

El bipartidismo español ha salido noqueado de las elecciones europeas. Tienen tiempo para recomponerse y reactivar las conexiones emocionales de sus creyentes aunque en vista de las reacciones de los dirigentes populares y socialistas lo más probable es que sigan cavando el hoyo que ellos mismos han construido.

El PP intentará utilizar los resultados como excusa para seguir aplicando los recortes y las medidas antipersonas. Seguirán con sus mensajes positivos paralelos a la realidad. «Han ganado las elecciones» a pesar de haber perdido más de dos millones de votos.

Este partido a pesar de las mentiras, no solo de esta época, de la corrupción, no solo de esta época, del cinismo, no solo de esta época, y de la soberbia, no solo de esta época, sigue siendo apoyado por 4.074.363 personas

El PSOE, mientras, pretendió ganar sin cambiar nada, reivindicando a aquellos que han convertido a este partido en una de las grandes decepciones de las postdictadura. 

El fracaso ya estaba escrito pero sus dirigentes y simpatizantes, no sé si en un ejercicio de ceguera, de ingenuidad o de cinismo, han vendido el cambio sin cambio. 

Rubalcaba ha anunciado que se va pero no debería ser el único. Aunque hay cosas que, sobrepasado un límite, son irreformables y no dependen de quiénes estén.

Izquierda Unida obtiene buenos resultados aunque ha visto cómo el nuevo partido Podemos le ha adelantado por la izquierda y por la derecha. Se ha subestimado al de la coleta, objeto de burlas y ataques personales por un sector de IU, precisamente el sector más inmovilista y prehistórico. 

El movimiento natural es la confluencia con Podemos aunque estos han demostrado que no necesitan a IU para conseguir irrumpir con fuerza en el panorama político español.

Podemos sigue siendo un proyecto personalista y mediático, por muchas primarias que se hayan hecho. Hay un grupo dentro de Podemos que es el que decide cómo y qué cosas hay que hacer pero que, a su vez, ha conseguido unos resultados espectaculares. 

El buen trabajo realizado es innegable pero lo complicado es mantenerse, elaborar un programa más solido y no caer en el liderazgo alejado de la calle.

Les toca marcar distancias contra una forma tradicional de hacer política a nivel europeo y nacional, domesticada y libre de aristas. El riesgo, más que probable y nada desdeñable, es ser fagocitado por el sistema.

En el Parlamento europeo, tanto IU como Podemos, darán su apoyo a Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) con Tsipras a la cabeza, sexta fuerza política salida de las últimas elecciones.

Juncker, será el próximo presidente de la CE, si Merkel, el BCE y el FMI quieren. En este sentido nada ha cambiado en la Unión. Manejan y controlan los de siempre.

Los partidos de extrema derecha, alimentados por las políticas de la Troika, tendrán una mayor representación parlamentaria lo cual va a suponer el mantenimiento de las políticas contra las personas inmigrantes y las agresiones al pueblo gitano.

No olvidemos que estas políticas han sido desarrolladas por partidos de la derecha europeos y no por esos partidos fascistas. Las políticas propias del fascismo han sido impulsadas por varios gobiernos de la Unión ante la permisividad de la CE.

Cañete está más cerca de conseguir, por fin, ser comisario europeo con el apoyo de los demócratas cristianos. Su principal y único objetivo. Buenas comidas, viajes en business class, lejos del juego de tronos nacional. Unas vacaciones bien pagadas que le permitan seguir haciendo sus negocios e incrementar su cuenta corriente.

Los demócratas cristianos han perdido 61 eurodiputados con respecto a las elecciones de 2009 aunque se mantienen como el grupo político con mayor número de eurodiputados por encima de los socialdemócratas, que también pierden 6 con respecto a las del 2009. 

De hecho, los únicos grupos políticos que mejoran sus resultados en comparación a las anteriores elecciones son Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) y Conservadores y Reformistas Europeos (CRE).

Aún así, la abstención es la ganadora de estos comicios. Más de un 50% de los europeos han decidido no votar lo cual vuelve a poner encima de la mesa qué tipo de Unión se está construyendo.

Una Europa de los mercados, una Europa de las mercancías, que considera a las personas como un medio para conseguir beneficios, para cuadrar las cuentas, para esconder los intereses reales de los que realmente dirigen y controlan este tinglado.

La abstención no se salva criticando a los abstencionistas, como hacen muchos dirigentes políticos y ciudadanos, sino en construir una Europa de los pueblos, con participación directa, con las personas como fin y centro de las decisiones, dueñas y arquitectas de su presente.

El tablero de juego y las reglas las ponen los que han hecho esta Europa inhabitable. Sin el control del tablero y sin la capacidad de cambiar las reglas no hay nada que hacer. 

Estas elecciones traen nuevos nombres y nuevas caras y un meneo al bipartidismo pero el cambio no está en el Parlamento Europeo. Está en la calle y en la gente. Por el momento, nada ha cambiado significativamente.

Pero, bueno…ya veremos qué es lo que pasa.

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