Sobre la huelga indefinida

Más allá de la habitual propaganda antiobrera de las élites económicas y políticas, sí se puede. Hacen creer que la acción colectiva no sirve para nada y nos condenan al fondo del sillón, inmovilizados, acríticos y desesperanzados. Han llegado a un punto en el que los efectos de la propaganda han sido suficientes para generar vida propia en forma de autojustificaciones que han ido desde el no sirve para nada hasta el es que necesito el dinero. Esta adormidera se puede combatir con medidas igual de drásticas. La huelga indefinida es un instrumento poderoso apoyado en la unidad y en la solidaridad entre los trabajadores. Los de la limpieza de Madrid han demostrado que se puede y que esta misma medida aplicada a todo el territorio del estado en servicios fundamentales serviría para conseguir objetivos ahora impensables. Es cierto que han tenido que estar los salarios y los puestos de trabajo amenazados para que se movilizaran pero, en el momento en que existe un contexto motivador, han dado ejemplo de unión y compromiso colectivo, aún con las divergencias que seguramente ha habido. Es una victoria parcial pero que sirve para desmontar el entramado desmotivador en el que nos han instalado. También una victoria a vigilar porque la tendencia del sistema es conjurar cualquier éxito del populacho. Siempre tenemos que contar con la carta escondida en la manga. Lo difícil está en trasladar el espíritu que ha llevado a los trabajadores de la limpieza a apoyar una huelga indefinida al resto del estado, al resto de servicios públicos, que siguen movilizándose y luchando por sus derechos, para dar un paso adelante y declarar una huelga indefinida en todo el estado español.

Aún así, hay algo que deberíamos tener en cuenta en todo momento: qué pasaría después. ¿Volveríamos al mismo status quo anterior, una vez conseguidas las reivindicaciones sociales, o nos implicaríamos en un cambio de sistema? ¿Cómo sería este nuevo sistema? Una vez que el contexto motivador, centrado en la pérdida de poder adquisitivo y el desempleo, se estabilice, ¿supondría la vuelta al fondo del sillón? ¿Hasta qué punto los manifestantes de ahora están implicados en un cambio de las bases económicas, sociales, culturales y políticas de la sociedad? O más bien, ¿buscan recuperar las condiciones económicas y sociales que tenían hace unos años?. Las mareas, que han surgido en estos últimos años, ¿se desactivarían una vez conseguidos sus objetivos sectoriales? ¿No serían los sindicatos del sistema uno de los pastores que les llevarían de nuevo al redil? Una huelga indefinida crearía una situación prerrevolucionaria que las fuerzas de la izquierda no deberían dejar pasar pero ¿realmente los manifestantes que están en la calle quieren subvertir este sistema? No lo creo. Aunque igual lo que quieran ahora no importa si se consigue generar un contexto de cambio en el que el sistema actual no pudiera sobrevivir.

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