La realidad del Partido Popular produce monstruos

La imagen de unos jóvenes peperos apoyando a la secretaria general del Partido Popular en su declaración en la Audiencia Nacional es la imagen de la podredumbre moral y política que se vive en el estado español y especialmente en la derecha española. La realidad del PP, sin duda, produce monstruos. Sus prácticas, su ética y sus principios conducen a la existencia de una cantera carente de escrúpulos y que son teledirigidos por sus mayores para la escenificación de una opereta bufa sin ninguna gracia. La dignidad hubiera sido un antídoto pero de eso no se lleva entre la mayoría de los populares. Las imágenes de jóvenes peperos riéndose de una persona probablemente engañada por las preferentes, nos indica que una parte de los peperos defenderán a su partido pase lo que pase y hagan lo que hagan. Son el sostén electoral, quiénes permiten que personas y partidos corruptos estén y hayan estado en el poder. Son los que la ceguera ideológica les permite participar en la carrera de a ver quién es más corrupto, y te echan en cara el caso de los ERES. Frente a un caso de corrupción presentan otro y supongo que esperarán que dios los absolverá porque oponerse ante la injusticia y el fraude ni se les pasa por la cabeza. Lo convierten en la habitual guerra entre partidos, escenario en el que se sienten cómodos, porque admitir que el partido que tanto defiendes es una pantomima les coloca directamente en el vacío. Por eso no les importa enfrentarse al ridículo y vitorear a delincuentes. Vivimos una época en la que la posibilidad de democracia está cada vez más lejos y tienes que aguantar a una señora talludita decir que aquellos, los de las preferentes y demás personas dignas, no se manifiestan por los ERES. No les importa la democracia ni la justicia sino menoscabar y vencer a los de enfrente. ¿Qué se puede esperar de este estado con estos mimbres? La regeneración política pasa por la revolución personal, por el cambio de mentalidad, por la asunción de principios democráticos, de justicia social. Pueden cambiar los partidos que mientras no cambiemos nosotros no hay nada que hacer. Mientras tanto, esto es lo que hay: