Es sorprendente cómo los políticos del Partido Popular defienden la iniciativa privada mientras desarrollan la mayor parte de su vida laboral en empresas y organismos públicos. Han practicado el entrismo de una manera que se podría calificar de perfecta. Se han instalado en los servicios públicos y mientras cobran sus sueldos trabajan para reducir el sistema público a su mínima expresión. Las empresas privadas que se benefician de la esquilmación de lo público tienen conexiones profesionales y familiares con muchos de ellos o les acogen cuando deciden dar el salto. Está todo bien conectado. No les importa plantear, por ejemplo, reducciones en los presupuestos sociales, educativos o sanitarios porque ellos siguen manteniendo un nivel adquisitivo alto y, en muchas ocasiones, acompañado de una subida económica a costa de la precariedad de los de abajo. La vida tiene otro color cuando se mira desde los cómodos sillones de sus torres de cristal. Es fácil defenderse de las críticas de los de abajo cuando se marchan a sus casas en zonas privilegiadas. Por eso los escraches fueron anatemizados tan duramente. Desestabilizaban la comodidad de su vida. Hijos de papá, que han tenido todo tipo de oportunidades, por ejemplo, en los estudios o la vivienda, que no les ha faltado de nada, con una red de apoyo familiar privilegiada, miran con ojos de extraterrestres las dificultades por las que atraviesan la gran mayoría, que ni han dispuesto ni disponen de las mismas oportunidades. Estos mismos hijos de papá son los que deterioran conscientemente los servicios públicos que procuran equiparar las oportunidades independientemente de la familia en la que has nacido. Son los mismos que dan lecciones altivamente, con desprecio, que mienten sin escrúpulos, que insultan y faltan el respeto con sonrisa profiden. Entristas profesionales que dinamitan los cimientos de los servicios públicos gracias a millones de votos de muchos de los que se verán afectados por su deterioro. Síndrome de estocolmo ideológico, estupidez, ceguera, ignorancia…Cuánto daño han hecho a este estado los 40 años de dictadura franquista.