Huelga decir que los gobiernos no cuidan de los intereses de las personas sino que son los protectores de los intereses de los poderosos por eso uno es patriota si no ataca, critica, cuestiona o denuncia los delitos amparados por los gobiernos. En este sentido, Estados Unidos es el gobierno más peligroso del planeta. En aras de salvaguardar la seguridad ciudadana, se salta todas las leyes que protegen los derechos y libertades de las personas. Sí, sin duda que el 11S neoyorkino cambió el mundo aunque anterior y posteriormente se cometieran asesinatos y atentados terroristas más cruentos en esas otras partes del mundo que son ciegas ante los ojos occidentales. El 11S fue la excusa para convertir a cualquier ciudadano en sospechoso de terrorista y por ello violentar cada uno de sus derechos y libertades. Si todos somos sospechosos, todos podemos ser objeto de vigilancia. El cuarto oscuro de las autoproclamadas democracias occidentales es el cuarto de los horrores, donde siniestros aprendices del dr. Frankenstein juegan con vidas humanas sin ningún escrúpulo, alegando un supuesto interés superior. La mayor de esas democracias se inventó la ley patriota que viene a reforzar que para ser patriota uno tiene que ser obediente, dejarse hacer, mirar hacia otro lado, creerse todo lo que digan y concebir la crítica y la denuncia como una agresión al país y a las bases de la democracia. La lucha contra el terrorismo se convirtió así en el mayor ataque contra las libertades y los derechos humanos. Ese simple concepto, creado por la administración Bush, fue suficiente para ganarse a una gran parte de la opinión pública estadounidense, proclive a creerse los cuentos de su gobierno del tipo the american way of life. Fue suficiente para masacrar Iraq y Afghanistan. Fue suficiente para crear guantánamo. Fue suficiente para detener ilegalmente en contra de las leyes estadounidenses e internacionales a cualquier persona en cualquier parte del mundo. No actuaron solos. Al menos 54 países colaboraron en este programa secreto, entre ellos el estado español. Los programas secretos, los archivos secretos, el cuarto oscuro de los gobiernos ocultan violaciones de los derechos humanos. Descubrir estos secretos y difundirlos es una acción heroica, por las consecuencias y riesgos que conlleva, y tiene unas implicaciones que inciden directamente en la justicia, en las libertades y en los derechos fundamentales de las personas.
A Bradley Manning se le acusa de ayudar al enemigo. Esta acusación es un reflejo de la distorsión de la realidad, la manipulación de los hechos o de la realidad vista desde los ojos de quien delinque. Sin duda que el manejo del poder ofrece otras perspectivas basadas en valores no humanitarios. Desde esta perspectiva desvelar cómo un helicóptero americano asesina a civiles es ayudar al enemigo. Desde la perspectiva de la defensa de los derechos civiles y el respeto a los derechos humanos es desvelar las prácticas terroristas de un país. Una diferencia sustancial que marca la distancia que nos separa a las personas de los gobiernos. Estos han optado por la privación de libertad sin juicio, la tortura, las detenciones preventivas, la criminalización de los movimientos sociales o la persecución de las organizaciones y de las personas que cuestionan y denuncian las prácticas delictivas. Se pueden llamar Wikileaks, Manning, Falciani o Snowden. Todos ellos nos desvelan datos concretos de lo que ya sospechamos, asumiendo un riesgo para sus vidas. Hervé Falciani nos habla del blanqueo de capitales, el tráfico de armas, el narcotráfico o el tráfico de personas que hay detrás del corrupto sistema bancario. Edward Snowden filtra la existencia del programa PRISM que permite al gobierno estadounidense acceder al contenido de los servidores de las empresas de internet más importantes de Estados Unidos, gracias al entramado legal que les ofrece la ley Patriota y la ley FISA (Foreigh Intelligence Surveillance Act). Unos ejemplos más de que tras el secreto de los gobiernos y de los grandes poderes económicos, hay violaciones de los derechos civiles y humanos.