Sobre las palabras

A pesar de la insistencia de los medios de la derecha en decir que el estado español no está rescatado, no es verdad. Puede Paco Marhuenda, director de La Razón, repetir que no es así las veces que quiera pero aquí se explica en qué consiste nuestro rescate: memorándum de entendimiento para el rescate financiero. Las palabras están vacías, son huecas y solo podemos creer los hechos. El Partido Popular se empeña en decir que la reforma laboral funciona pero que sus mejoras aún no han llegado a los ciudadanos pero lo que vemos es que las cifras de desempleo son insostenibles. Esta es la realidad. Las palabras sirven para enmascararla, para ganar tiempo, para desmovilizar, para atemperar los ánimos, para engañar. Nos han dicho tantas mentiras que las palabras de los políticos de los grandes partidos han dejado de tener valor. Solo vale lo que hacen. No me interesa leer o escuchar una entrevista a Rajoy, a Rubalcaba o a cualquier otro preboste de la política nacional. Solo tengo ojos para lo que hacen y lo que hacen me dice que sus palabras son mentiras. Las palabras sirven para embaucar, para vender una realidad que no existe pero que juega a favor de la estrategia de partido o de gobierno. Los asesores de comunicación les enseñan los trucos, las artimañas, que permiten que una frase incierta se convierta en creíble a ojos de la ciudadanía. Cuidan lo accesorio para dar fuerza a lo que no es más que palabrería hueca. Solo vale lo que vemos, lo que tocamos, lo que hacen. A este punto hemos llegado. Llegará un tiempo que tendremos que reivindicar de nuevo a las palabras. Convertirlas en honestas, en creíbles, en consecuentes, en sinceras. Pero no estamos en ese momento. Ahora toca taparnos los oídos y mirar con atención. 

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