Qué perra tienen con que el 15M se meta en el redil, con el resto del rebaño. No se dan cuenta que si esto ocurre no será 15M. Será otra cosa. Será algo como el partido X o el Y o el Z. Otra cosa domesticada, inofensiva, que juega al mismo juego que los demás. Cambiar las reglas de juego significa no aceptar las que existen, sino manipularlas, retorcerlas y crear otras nuevas. Significa no aceptar el juego. Cambiarlas implica pasar por la desobediencia y si nos atenemos a los partidos que participan en las elecciones ninguno desobedece. La cuestión no está en crear un partido nuevo que juegue al juego de los partidos sino aglutinar a un mayor número de personas que desobedezcan, que construyan conjuntamente en sus barrios, en sus pueblos y en sus ciudades espacios libres de las normas convencionales, que permitan una mayor implicación ciudadana en la política del día a día. Si queremos una democracia directa tenemos que trasladar el centro de las decisiones del congreso de los diputados a las personas. La representatividad parlamentaria ha demostrado ser un engaño en el que las mayorías absolutas y relativas han servido para que los centros de poder tomen decisiones independientemente de las necesidades del ciudadano. El Partido Popular y el PSOE han sido los brazos ejecutores pero si hubieran sido otros es probable que nos encontráramos en la misma situación actual. No hay ningún partido que proponga destruir lo construido hasta el momento, este sistema que aprisiona y corrompe, ni tampoco que proponga una reconstrucción basada en la democracia, en la participación ciudadana y en el respeto al derecho de las personas y del resto de animales. Y no lo hay porque el sistema consigue neutralizar al disidente, lo obliga a participar en el entramado para acabar con su fuerza primigenia, por muy poderosa que haya sido en el principio. Este sistema vampiriza y participar en el juego solo sirve para acabar enjaulado. Las invitaciones de los partidos políticos, como el Partido Popular, a participar en el juego de la representatividad son el canto de sirena que implicaría la desactivación de cualquier movimiento social. Los cantos de sirena embrujan a personas que han participado en espacios del 15M, que quieren ir más rápido del ritmo que la realidad impone, y buscan su legitimación precisamente en haber formado parte de estos espacios. Pero si optas por la creación de un partido y la representatividad parlamentaria, estás optando por el sistema, por muchos adjetivos y demás palabras que dediques para justificarlo. Puedes cambiar pequeñas cosas, maquillar y dar un lavado de cara a otras pero seguiremos funcionando y pensando de la misma manera con lo que periódicamente sufriremos las mismas injusticias sociales, políticas y económicas que provoca el actual sistema. El objetivo más revolucionario es modificar la mentalidad, la manera de pensar de las personas y esto solo lo podemos hacer desde la creación de espacios locales diferenciados que permitan a los ciudadanos poner en práctica otras formas de estar en la sociedad, creadas desde el pensamiento colectivo y la fuerza que genera la participación. Esto no hay partido que lo haga. Son las personas las únicas protagonistas.