Cada vez que oigo o veo a José María Aznar pienso que debería estar detenido y juzgado por criminal de guerra. Me da igual lo que diga o haga. Lo primero que me viene a la cabeza es que sigue libre, sin que la justicia haga nada a pesar de las evidencias, por haber participado en una guerra ilegal, apoyado a un país que participó en crímenes de guerra, haber dado cobertura a los mismos permitiendo el paso por España de presos hacia Guantánamo sin informar a la opinión pública ni al Congreso, enviar tropas españolas desde el conocimiento de que era una guerra basada en mentiras y en intereses espurios…No es lo único. Tendría que asumir responsabilidades por la gestión de catástrofes como el Prestige o el accidente del Yak 42 en Turquía. También por estar detrás de las mentiras del 11M y la manipulación sistemática de los medios de comunicación. La corrupción no le ha sido ajena porque, si exceptuamos a los fanatizados, a nadie se le escapa que ha sido conocedor y valedor de la financiación ilegal de su partido. Puso las bases para que el Partido Popular fuera el partido español con más casos de corrupción, alguno de ellos suficiente para que desaparecieran del mapa político como el caso Gürtel o los papeles de Bárcenas. Hace un tiempo escribí sobre la ilegalización de este partido, si se le aplicara la ley de partidos, atendiendo exclusivamente a su actitud ante el conflicto vasco. Me quedé corto. Hay muchas razones para que estén incapacitados legalmente y no tener responsabilidades públicas en las instituciones del estado. El problema está en que hay millones de personas que a día de hoy siguen apoyándolos lo cual viene a demostrar el déficit democrático de una parte de la ciudadanía. ¿Qué tiene que hacer un partido para que se le retire el apoyo popular? Todavía hay personas que dicen que Aznar fue el mejor presidente de la pseudodemocracia española. Es la vara de medir de los candidatos del Partido Popular. Es una locura. Un señor que debería estar en la cárcel es la medida de todas las cosas en el partido del gobierno. En la derecha española existen personas honestas [aunque a veces, con las cosas que pasan, me entran dudas]. No dudo que muchos votantes lo sean y, por eso, creo necesario la creación de alternativas que no estén lideradas por los oportunistas habituales. Puedo entrar en el debate de ideas con aquellos que se encuentran en las antípodas de mis posiciones políticas e ideológicas. Es sano y necesario en cualquier sociedad libre. Pero no hablaré de política con aquellos que mienten, engañan, roban, matan, insultan o agreden ni con aquellos que defienden a los que mienten, engañan, matan, insultan o agreden. Lo único que les tengo que pedir es que asuman sus responsabilidades y que les deseo una sociedad justa para que puedan pagar por los crímenes y los delitos que han cometido. Es inadmisible que los delincuentes y criminales sigan paseando por nuestras calles impunemente.