Las obsoletas juras de bandera [civiles]

Hay distintas formas de perder el tiempo y entre ellas está todo lo que tiene que ver con el culto a la patria y a las banderas. Besar un trozo de tela, al que unos señores hace muchos años lo han investido con elementos divinos y otros después lo han mantenido a base de sangre y fuego, está más pasado de moda que el can can y solo lo mantienen instituciones caducas que viven más en el siglo XIX que en el actual como el ejército, la Guardia Civil y demás Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Muchos de sus miembros serían capaces de jugarse la vida por un trozo de tela rojigualda antes que por la defensa de los derechos humanos. No moverían una ceja si se impide el derecho a manifestarse o a expresarse, de hecho lo reprimirían ante una orden superior, pero se les hincharía la vena del cuello si uno se cachondea de los símbolos patrios. Este es el nivel de estupidez con el que nos encontramos y la razón de tan alto porcentaje de idiotas con uniforme. El esperpento viene cuando ciudadanos de a pie, como buenos y simples patriotas, se ponen a dar besucones a trozos de tela pintarrajeadas, durante solemnes actos en los que se emocionan por esa idea de la España rancia y hedienta, que tanto daño ha hecho y tantos muertos ha dejado abandonados en las cunetas. No es solo la España gris sino esa rojigualda por la cual se fusilaron a cientos de españoles. Y esto viene a cuento porque todavía en algunas localidades como Quijorna, Jaca o Madrid se organizan juras de banderas civiles para patriotas, en vez de organizar al pueblo para luchar, por ejemplo, contra el desmantelamiento de los servicios públicos o la justicia social. Pero algunos y algunas todavía prefieren emocionarse antes ante un trapo que emocionarse (indignarse) ante las agresiones policiales a manifestantes, los engaños del gobierno con el déficit o la financiación ilegal del partido en el gobierno. Nada que suponga un atentado contra los derechos fundamentales de las personas tendrá la importancia que los patriotas dan a una bandera. Siempre tendrán una argumento a mano para justificar un porrazo a un perroflauta o la detención de un activista contra los desahucios pero jamás consentirán la injuria a su bandera. Esa es su estupidez.

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