760.000 hogares en los que todos los adultos están desempleados. Unos 2.267.000 niños vivían el año pasado por debajo del umbral de la pobreza. Cerca de 12,7 millones de ciudadanos no cuentan con ingresos suficientes para tener una vida digna. Degradación de los derechos de acceso a la educación, a la sanidad y a los servicios sociales. Penalización y criminalización de las protestas sociales. Esto no es una crisis económica. Es un fraude. Un engaño. Una guerra contra el pueblo de los poderes económicos. Es la debacle de la política liderada por los dos grandes partidos mayoritarios y esta debacle no comenzó en el año 2008 sino que es la culminación de más de 30 años de bipartidismo, de corrupción generalizada, de hipocresía, de instrumentalización de la democracia, de mentiras y de engaños. 30 años en los que gran parte de la ciudadanía ha sido y sigue siendo cómplice consciente y ha llevado al poder a partidos y a políticos deshonestos. No importa que el presidente del Estado Español tenga un historial político que le incapacite para el ejercicio de la función pública de mayor responsabilidad ni que en menos de un año el partido político que gobierna haya implementado todas las medidas necesarias para socavar los derechos ciudadanos conseguidos hasta el momento. No importa que los dos grandes partidos mayoritarios estén inmersos en intolerables tramas de corrupción y que hayan gestionado la época de mayor bonanza económica vivida en este Estado de una manera desastrosa o que las diputaciones y organismos locales sean arrasados por un clientelismo vergonzoso y un despilfarro sonrojante y, por supuesto, delictivo. No importa que se practique la violencia de estado contra los manifestantes y opositores a este sistema. Nada de esto importa para los millones de personas que siguen confiando en aquellos que han colaborado en que suframos la situación actual. La noticia no es que hagan una redada contra la mafia china en el polígono Cobo Calleja. La noticia es que no hay una redada contra los delincuentes que se han aprovechado de las estructuras del poder para enriquecerse, para legislar injustamente de manera consciente y para el beneficio de las clases privilegiadas. Una redada que detenga a los grandes defraudadores fiscales de este país que en el colmo de la desvergüenza se permiten el lujo de decir a la ciudadanía los pasos que se deben seguir para salir de lo que ellos llaman crisis. El problema no son los chinos ni los independentistas. El problema tiene nombre y apellidos. Se llama gobierno de España.
Manifiesto #17O de EAPN.
Manifiesto #17O de EAPN.