EL Mundo, El País, La Razón, ABC, La Gaceta…resulta desolador el panorama informativo español después de la desaparición en papel del diario nacional Público. No es que fuera la panacea, por su posición contemporizadora con el PSOE de Zapatero o el seguidismo en la información relativa a países como Venezuela y, fundamentalmente, en lo relacionado con su presidente Hugo Chávez, pero sí suponía una voz y una lectura de la situación política española más progresista, que ofrecía el contrapunto necesario a las versiones más conservadoras de El País o El Mundo, por no hablar del derechismo más rancio representado por el resto de rotativos nacionales. Los medios informativos oficiales ya estaban escorados peligrosamente hacia la derecha pero ahora su monopolio es prácticamente absoluto. Televisión, radio y prensa. ¿Qué más podrían desear? Una crisis ideal para ir erosionando el frágil estado del medioestar, un eficaz gobierno ejecutor y unos medios oficiales para seguir contándonos el cuento de la lechera. Ahora lo tienen un poco más fácil.
Sin público
Última portada (nº 1.599) del diario Público