Nada cambia y no es culpa del 15M

Después de tantos años de crisis han cambiado poco las cosas. Las condiciones que la generaron se mantienen y sus responsables siguen en puestos de poder. Los partidos políticos que aplicaron y aplican las medidas que nos imponen desde organismos que no han sido elegidos por los ciudadanos siguen como si nada. No han realizado ningún cambio estructural ni organizacional. Solo algunos gestos de cara a la galería, sin ningún valor, para intentar calmar el griterío sin mucho éxito, claro. Todo sigue tan igual que si Rajoy dimitiera vendría otro cortado por el mismo patrón. Ni siquiera las pruebas acumuladas sobre la financiación ilegal y los sobornos son suficientes para que asuman sus responsabilidades. Tal es la arrogancia que los años de hacer lo que quieran han construido. En el PSOE pasa un tanto de lo mismo. No hay cambios. Los mismos dirigiendo aunque sus militantes, por ese espíritu antiPP tan característico alimentado por el tú más y vosotros sois peores, alzando un poco más la voz. Ahora que autocrítica, ninguna. Incluso algunos se atreven a dar lecciones y recuperan eso de que el movimiento 15M dio la mayoría absoluta al PP, obviando interesadamente las políticas reaccionarias de Zapatero sobre las que no se atrevieron a decir ni esta boca es mía. La deriva política del gobierno socialista no sirvió para que sus militantes alzaran la voz, salvo honrosas excepciones. Demostraron estar bien domesticados. Tuvo que venir Rajoy y su cuadrilla de desmenuzadores de los servicios públicos para que se indignaran. Repiten que no son lo mismo que los populares, enojados por la simple insinuación, pero obvian que son muy parecidos y que ni uno ni otro hicieron algo para evitar la catástrofe económica que todavía estamos sufriendo. Muchos de ellos callaron o justificaron a sus líderes, siguiendo las consignas del partido en un ejercicio de sumisión intelectual que debería provocar vergüenza a cualquier persona que se considere de izquierdas. Ahora están en la calle y se indignan como el que más pero a su partido no le han exigido más transparencia, más democracia o una renuncia a los postulados neoliberales en materia económica. No les han exigido nada pero eso sí el 15M provocó la mayoría absoluta de Rajoy. Todo muy coherente. Siguen descolocados, como cuando surgió ese movimiento, y lejos de reconocer sus méritos, que son muchos, y su importancia radical en la organización de las protestas de estos años prefieren disminuirlo y despreciarlo. A este corifeo se unen otros interesados, esos a los que se les llena la boca de revolución, para acusarlos de desmovilizar. Es decir, al movimiento que más ha estado en la calle, construyendo en la mayoría de espacios de participación que se han creado, que más capacidad de movilización ha demostrado, que acumula multas y represión para dar y tomar, le dicen que desmoviliza. Aquellos que han demostrado que solo saben hablar en espacios inocuos y sin ninguna capacidad de transformación les dicen a aquellos que han participado y participan en espacios del 15M que desmovilizan. Tiene bemoles la cosa. Pero les reconocerás fácilmente. Se refieren al 15M como un todo, como un ente homogéneo, de la misma manera que muchos medios de desinformación se acercaron al movimiento en un signo de que más de dos años después no se han enterado de lo que pasó. El 15M se puede criticar y, de hecho, se debe criticar. Como todo. Pero no desde los prejuicios, la ignorancia, la estupidez y la mala baba. No fue culpa del 15M que la pseudoizquierda de este país quedara retratada en fuera de juego. Faltan reflexión y autocrítica. Sin ellas, pasa lo que pasa: nada cambia.

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