No vi la famosa entrevista de Aznar en Antena 3 porque no me interesa lo que diga el expresidente. No me interesan sus recetas para salir de la crisis, ni sus consejos, ni sus opiniones ni entiendo que en la situación actual los medios le concedan una entrevista para sentar cátedra sin destacar que fue uno de los que construyeron el actual edificio ruinoso en el que vivimos. La simple posibilidad de que este señor volviera a presidir el gobierno es hilarante. No solo es el responsable de la corrupción que se ha descubierto en el seno del Partido Popular sino que es uno de los cómplices, junto con Tony Blair y George Bush, de los crímenes de guerra cometidos en Irak, defendiendo la existencia de armas de destrucción masiva a pesar de que no tenían ni un solo dato que sostuviera la acusación al régimen de Saddam Hussein. Además colaboró con el presidente de los Estados Unidos en las detenciones y los vuelos ilegales que trasladaron prisioneros a la prisión de Guantánamo, saltándose la legalidad internacional y al margen de la Convención de Ginebra, permitiendo que hicieran escala en el aeropuerto de la base de Morón de la Frontera. A raíz del más grave atentado terrorista en el estado español, ideó una estrategia de ocultamiento y mentiras al pueblo español sobre la autoría del 11M con mezquinos intereses electoralistas. Su irresponsabilidad fue tan flagrante que lo extraño es que no haya sido juzgado y, en su caso, condenado por todos estos hechos. Los medios de comunicación y parte de la sociedad se han olvidado de estos hechos y juguetean con la posibilidad de que vuelva a ser protagonista en la vida política del estado. Sería una locura. El único futuro justo para Aznar es que una justicia independiente formara parte de su vida. Si fuera así la próxima entrevista sería detrás de unos barrotes.