Ángel Carromero es un simple con amigos poco recomendables como Pablo Casado pero la cuestión no es Carromero sino cuál es la función que se encomienda a diversos miembros del Partido Popular en América Latina. No es solo Carromero sino también el propio Casado, Manuel Viturro de la Torre, Jorge Moragas o Pablo Izquierdo entre muchos otros. El Partido Popular aún no ha dado una explicación sobre qué estaba haciendo el simple de Carromero en Cuba de la misma manera que no explicó las implicaciones de notorios miembros del partido en los golpes de estado en Venezuela y en Honduras, sus relaciones con la Colombia criminal de Uribe o la relación de la Fundación Iberoamérica-Europa (FIE-CIPIE), cercana al PP, acusada de golpismo en Bolivia y de financiar actos terroristas de grupos derechistas en Santa Cruz. Esperanza Aguirre afirma que Carromero solo fue a visitar a Oswaldo Payá aunque después se pregunta qué hubiera ocurrido «si cualquier persona de una dictadura, no ya la de Franco pero si por ejemplo la de Pinochet, va un país a ayudar a un disidente». La comparación es interesada cuando la cuestión es la política exterior del Partido Popular para desestabilizar social y políticamente a estados excomulgados por la derecha española. Es simple cinismo que mientras la condesa no dijo ni pío sobre los asesinatos de sindicalistas en Colombia, cuyo presidente era correligionario de los liberales españoles, se rasgue las vestiduras ante cualquier noticia que provenga de países como Ecuador, Bolivia o Venezuela. Son hechos los que relacionan la idea de democracia y libertad de la condesa Aguirre y el Partido Popular con sucesos oscuros y dramáticos social y políticamente en muchos países americanos. Pero sobre esto solo nos mostrarán su lado más cínico y nos dirán que el simple de Carromero fue una víctima del totalitarismo cubano y que el pobre no es un delincuente sino una bellísima y generosa persona que lucha por la libertad y la democracia de países tan lejanos al suyo como Cuba. Simple palabrería.