No está de más situar a Mas en su lugar para que no haya equívocos. A Mas que Catalunya sea independiente, o que se polemice sobre su posible independencia, le da igual a no ser que le proporcione beneficios económicos, es decir, que sea un buen negocio, y le suponga un rédito electoral que le permita seguir manejando el tinglado. Mas es representante de la derecha económica, del empresariado y de los poderes económicos catalanes y, en este sentido, es uno de los propulsores de los recortes a los servicios públicos y a los derechos fundamentales de los catalanes que se está sufriendo actualmente en Catalunya. Si tiene un aliado natural es la derecha española, representada por el Partido Popular cuyas políticas económicas son coincidentes y complementarias tanto a nivel del estado español como europeo. No en vano van dirigidas a favorecer a los mismos, que al final serán los que decidan hasta donde va a llegar la estrategia política de Mas, utilizando torcidamente el derecho natural del pueblo catalán a decidir. El enfrentamiento entre la élite económica española y catalana está lejos de producirse por lo que la estrategia de Mas únicamente va dirigida a posicionarse en el lugar adecuado para seguir manejando los controles de la maquinaria del poder. No deja de ser un riesgo a nivel político porque si le sale mal no tendrá más remedio que dimitir y, por supuesto, no le van a dejar que ponga en riesgo los intereses de la élite económica catalana. Todo lo que hay alrededor de esto es el mismo teatro de siempre, la misma obra, el mismo guión pero con personajes diferentes. La hemos visto tantas veces que resulta descorazonador. Lo que nos permite ver son las reacciones que provoca en la derecha reaccionaria la simple idea de que Catalunya sea independiente. Una evidencia más del déficit democrático de nuestras instituciones, de nuestros políticos y de una gran parte de la sociedad que compiten en exabruptos y en tonterías varias. El mismo teatro que se puede ver en el congreso entre los dos grandes partidos mayoritarios. No hay nada nuevo en el horizonte.
Con respecto al sentimiento y el posicionamiento político de muchos catalanes favorables a la independencia, me gustaría decir dos cosas. Reivindicar el derecho democrático del pueblo catalán a decidir su futuro y, en el caso de que se opte por la independencia, el apoyo incuestionable que los pueblos del resto del Estado Español le deberían brindar. Cualquier otra opción es pura mezquindad.