No solo aprueban unas medidas inútiles e insultantes, que nos hundirán cada vez más en el fango, sino que utilizan a las fuerzas represivas de la policía para amedrentar y apagar las protestas ciudadanas. No es nada nuevo, en cuanto a la forma, pero cada vez van avanzando un poco más. Cada vez nos agreden más, nos insultan más, nos desprecian más. Se ríen de nosotros y nos miran como si fuéramos idiotas sentados en los tronos de sus palacios de cristal. Mienten, engañan y manipulan. Estoy harto de los análisis vacíos que leo en los periódicos o escucho en los pseudodebates de las televisones. Son una farsa propia del gran teatro de la política española y mundial. Nos han declarado la guerra y esto es lo único que cuenta. Nada de lo que salga de sus bocas merece la consideración de ningún ciudadano. Solo cuenta que abandonen sus poltronas y que se les juzgue por sus fechorías. Son la vergüenza de este país. Pero lo que me pregunto es hasta cuándo esa gran mayoría que no ha salido a la calle piensa aguantar porque mientras no lo hagan son cómplices de las agresiones políticas y policiales, son el sostén de los mediocres que dirigen a las personas de este país al precipicio, son su fuerza y su aliento. Nos han declarado la guerra y ya no valen las equidistancias.