Eduardo Vela es uno de los presuntos delincuentes que participaron en el robo de bebés a través del desaparecido Sanatorio San Ramón en Madrid. Este hombre de casi 80 años despacha actualmente a las mujeres que buscan a sus madres biológicas, que quieren saber qué es lo que pasó, con un «olvidaos de eso, nunca encontraréis a vuestros padres«. En una entrevista en el medio de la ultraderecha española, Intereconomía, se atreve a afirmar, con absoluto cinismo, que las leyes de la época “no eran como las que tenemos hoy» y que “hay un grupo de personas que buscan la forma de conseguir una indemnización, pero que es injusto juzgar hechos pasados con leyes actuales”. Esto lo puede decir desde la impunidad que ha acompañado a su carrera profesional, seguramente bien arropada por los poderes sociales, religiosos y políticos que permitieron que sucediera uno de los hechos más luctuosos de los sucedidos desde la dictadura hasta la década de los 90. ¿O alguien se cree que una monja es la responsable de esta red de delincuentes? El caso de bebés robados, en el Sanatorio San Ramón y en muchas otras clínicas a los largo del estado español, no podría pasar desapercibido por las autoridades políticas y judiciales y, por supuesto, no podría haberse convertido en un negocio tan duradero sin su apoyo y participación en la trama. Eduardo Vela es un eslabón más de una cadena mucho más larga y, seguramente, no el más importante.
El Kaleidoskopio de Gabalaui KdG 