Uno no solo debe parecer de izquierdas sino actuar como tal y, desde mi punto de vista, ser de izquierdas pasa por muchas cosas pero entre ellas está respetar y escuchar las críticas, por muy extremas que sean, más cuando se tienen responsabilidades políticas. Escuchar al ciudadano pasa por ser uno de los deberes fundamentales del político. Me resulta interesante observar las reacciones que los políticos tienen en determinadas situaciones porque, más allá del discurso, me permite distinguir la coherencia entre lo que se predica y lo que uno es. Hace unos meses descubrí un vídeo de Rafael Correa en la página web de Libre Red en el que una persona protestaba en un mitin y lanzaba unas preguntas al presidente, rodeado de simpatizantes poco receptivos y tolerantes, como es evidente por el contexto, a la crítica de esta persona. Me sorprendió la reacción del presidente de Ecuador. La vergüenza que producen las imágenes de un dirigente político que se dice de izquierdas arengando a las masas y colocando, aún más, en una situación de riesgo a una persona que expone una posición contraria, al grito de «ahí está, esos son, los que joden la nación«. Realmente es una reacción que nos dice bien a las claras el tipo de persona y de político que es. A la acción irresponsable y alejada del sentido común y del respeto y la consideración de la crítica, que se exige a un político demócrata, se une una ausencia de autocrítica y una exposición falsa y manipuladora de los hechos. En este otro enlace a un vídeo, del que no puedo identificar la cadena de televisión, la manipulación informativa de la que se queja constantemente el presidente Correa, y seguramente con razón, se produce esta vez a su favor, con un tratamiento sesgado de la noticia sobre las protestas de Luis Corral, el activista medioambiental que protestó en el mitin.
En la entrevista que le realizó Ana Pastor en TVE se comportó de nuevo con bastante descortesía y falta de respeto cuando, a pesar de las indicaciones de la periodista de que su nombre es Ana, volvió a llamarle Anita y remató la entrevista con un «a usted mi querida Anita«, con una sonrisa de oreja a oreja. Alguno de sus defensores, pase lo que pase, haga lo que haga, dan una explicación cultural pero nadie se imagina a Rafael Correa llamando Angelita a Angela Merkel. Son detalles, formas de actuar, modos de comportamiento, estilo personal, como queramos llamarlo, que nos dan también información sobre de qué material humano están hechos los políticos. No entro en sus políticas. No entro en aquello que conozco de forma muy superficial. Sobre esto dejo hablar a los que las conocen sobre el terreno:
Ecuador: Dos años de revolución y 3 de desilusión
En este otro enlace, un artículo sobre la megaminería, esa cosa sobre la que le interpelaba Luis Corral: