La expectación que construyen los medios alrededor del discurso de Navidad de Juan Carlos raramente se corresponde con la realidad. Básicamente el discurso consiste en un inventario de tópicos, insustanciales la mayoría, pero que paradójicamente consiguen apuntalar el sistema, amplificados por los medios, proporcionando el significado adecuado para la interpretación «correcta», obviando las contradicciones o la inconsistencia de lo expresado. «La justicia es igual para todos» es la frase que pretenden destacar para la posteridad. Con el tiempo se recordará que Juan Carlos pronunció esta frase en relación a las actividades fraudulentas y delictivas de su yerno Urdangarín, como crítica hacia las mismas y ubicándose al lado del estado de derecho, donde la justicia se aplica sin distinción del origen y de los privilegios que por ascendencia les corresponde. Si fuera verdad sería genial. La cuestión es que Juan Carlos conocía lo que su yerno estaba haciendo y lejos de denunciarlo y acabar con ello, lo toleró y ocultó. Más allá de esto, la frase pronunciada es simple embeleco pero tristemente eficiente. Los medios ayudarán a salvar la cara del privilegiado por excelencia de este país, de aquel que está por encima de la justicia. Juan Carlos, heredero de Franco.
Artículo 56.3 de la constitución española:
La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65,2.