Hay artículos que más allá de los contenidos hablan a las claras de quién los escribe. Opinadores, bien pagados para maldecir sobre todo aquello que les venga en gana, sin importarles las consecuencias de las mentiras, las injurias, los desprecios, las maledicencias que puedan inventar. Alfonso Ussía es un claro ejemplo de esta estirpe tan innecesaria y peligrosa para la convivencia social. Ussía no ha hecho nada para ayudar, desde su tribuna, a resolver el problema del terrorismo en este país. Más bien ha sido un pirómano, al igual que muchos de los opinadores de La Razón y de otros periódicos de la derecha, un agitador, ha generado enfrentamiento y confrontación, ha avivado los odios, ha aplaudido la violencia y ha aventado la venganza. Es una de esas personas que se encuentra más cómoda en un contexto de enfrentamiento y de violencia que en uno de paz y convivencia. ¿Qué le importa a Alfonso Ussía el fin del terrorismo? Nada. Ni lo quiere ni lo desea ni lo busca. Su irresponsabilidad, plenamente consciente, le lleva a criticar a aquellos que se involucran de verdad en la resolución definitiva del terrorismo, que buscan la paz y una solución duradera. Y en su crítica vuelca todo lo que es, lo que hay detrás de sus escritos, de sus libros, de sus chistes fáciles y su sonrisa bobalicona. Vuelca su machismo, su grosería, su mala educación y su ignorancia. Algunos le aplaudirán. Allá ellos. Mientras, en Euskal Herria, se sigue avanzando hacia la paz y la reconciliación, a pesar de los obstáculos de aquellos que no se sienten cómodos ante un escenario de ausencia de violencia. Ganaremos la batalla a los violentos. Va por ti, Alfonso.
El Kaleidoskopio de Gabalaui KdG
Blog de opinión sobre política y derechos humanos. Creado en el año 2009 como un blog de recopilación de artículos, que permitieran ofrecer otras miradas sobre lo que sucedía en el mundo diferentes a las que ofrecen los medios generalistas, se fue transformando en estos años en una bitácora de opinión política desde la perspectiva del autor. De las miradas de otros a la mirada kaleidoskópica de Gabalaui. Sed bienvenidos.
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