Camorristas, pendencieros, ignorantes, golpistas… el ala dura de la extrema derecha española ha optado por la criminalización y el descrédito de un movimiento civil y ciudadano como el que representa el movimiento del #15M, lo cual nos da una idea del respeto que tienen por la participación activa de la ciudadanía en la cosa pública. Es cosa de ellos. Da vergüenza ajena escuchar a Esperanza Aguirre hablar de golpe de estado por su pasado turbio en relación al conocido tamayazo, protagonizado por los tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, que evitó el gobierno regional del PSOE de Rafael Simancas en el año 2003, obligando la repetición de las elecciones autonómicas, que finalmente propiciaron la mayoría absoluta de la lideresa. Este es uno de los antecedentes pseudodemocráticos de la hoy todopoderosa presidenta de la Comunidad de Madrid, al que Simancas se refirió como déficit de legitimidad democrática, renunciando sorprendentemente a denunciarlo. Demasiadas sombras para que esta señora hable de golpismo sin que se sonroje.
Precisamente esta lacra de nuestra política está ignorando los valores de la democracia. Hacen lo que les da la gana humillándo, arruinando y riéndose del pueblo.
Por algo corean los del 15M:
«LO LLAMAN DEMOCRACIA Y NO LO ES»
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