La revolución en Libia o como se diga

La «revolución en Libia», ese «futuro que empieza ahora«, esa «liberación» del pueblo suena a simple recochineo porque no parece que el pueblo libio sea más libre ni que su futuro sea muy halagüeño ni que lo que se está viviendo en Libia se pueda llamar revolución. Aunque la desaparición de Muammar Al-Gaddafi pueda inspirar a alguno estas bellas palabras. Hay más sombras que luces en lo sucedido en Libia. Lo que comenzó como una protesta popular, legítima y necesaria, se fue transformando en algo que iba más allá del propio pueblo libio. Los civiles que iniciaron las protestas se transformaron en rebeldes armados con kalashnikovs y conduciendo tanques. Los países occidentales comenzaron a apoyar a unos rebeldes que no se sabía muy bien quiénes eran y qué querían, más allá de la oposición a Gaddafi, y cuáles eran sus propuestas. A día de hoy se sigue sin saber, más allá de los típicos discursos en los que aparece la tan manoseada palabra «democracia». Se formó el Consejo Nacional de Transición (CNT), liderado por excolaboradores del dictador. Curiosa revolución, dirigida por los mismos que participaron activamente en el régimen que ahora quieren derribar. Y a partir de aquí, bombas, disparos y muerte. En esas están todavía. El iluminado de Gaddafi escondido «estratégicamente» y los rebeldes entrando en Trípoli.

La participación de países occidentales es evidente. La resolución 1973 de Naciones Unidas el 17 de marzo permitió que la OTAN comenzara a bombardear libia, con las consiguientes muertes de civiles. Los rebeldes fueron entrenados y armados por siniestros occidentales y las fuerzas extranjeras hicieron acto de presencia en suelo libio: por parte del Reino Unido, los comandos del SAS y por parte de Francia, 2REP (grupo de comando de paracaidistas) y comandos DINOP. A estas fuerzas extranjeras occidentales, que permanecen ilegalmente en Libia, se unen las fuerzas especiales reales de Jordania y de Qatar. Todo, dicen, que para proteger a los civiles libios pero va el congresista demócrata, Ed Markey, y reconoce que EE.UU está en este país por el petróleo. Pero, ¿no era por la democracia? Pues no, parece que lo que está ocurriendo en Libia poco tiene y tendrá que ver con la democracia. Gaddafi será sustituido por otro Gaddafi que permita gestionar los beneficios ingentes del petróleo sin muchos problemas. Las potencias occidentales ya trabajan por conseguir su recompensa de guerra y los dirigentes del CNT han tomado ya posiciones de salida ventajosas para encarar el rico futuro de Libia. Si es que no se matan entre ellos.


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