Cualquiera puede llegar a ser elegido en unas elecciones. Desde soldados destinados en Iraq que han utilizado técnicas interrogatorias abusivas (vamos, tortura propiamente dicha) hasta otros vinculados a agresivas plataformas antimusulmanas. Incluso aquellos que defienden que desempleados que cobran un subsidio se sometan a controles obligatorios de drogas o los que ponen una pistola en la boca de su mujer porque no asumen que su matrimonio está acabado o, ¿por qué no?, estar detrás de páginas porno y mentir cuando le preguntan por ello. Sí, cualquiera puede llegar a senador o congresista. Sólo tienen que convencer a unos cuantos muchos idiotas.
