El guerracivilismo que va y viene

El guerracivilismo es un espantajo que saca la derecha y la izquierda acomodaticia cada vez que se intenta hacer justicia en este país. Es la confirmación de que algunos todavía viven pensando en términos de enfrentamiento y de existencia de dos Españas, y con la perspectiva de mantener cuotas de poder heredadas de época no tan democrática. Lo que aquí se discute es que unas personas puedan enterrar dignamente a sus muertos y que se restituya moralmente a aquellos que lucharon por la legalidad. La única respuesta a esto que encuentra la derecha más rancia se llama Paracuellos. Pero las atrocidades cometidas no se limitan al golpe de estado de 1936 sino al periodo franquista, al fascismo español, que cometió crímenes incluso durante la transición que fueron amparados por muchos de los que protagonizaron la no tan modélica etapa.

Primero unas consideraciones con respecto al golpe de estado de 1936. La división de España en dos bandos ideológicos es una afirmación muy repetida, aceptada por la mayoría, pero muy discutible. Parte como muchas otras afirmaciones de una media verdad y es que España quedó atrapada en dos frentes provocados por el golpe de estado encabezado por Mola, Sanjurjo y Franco, entre otros. Pero tengo más dudas en cuanto a que existieran dos Españas divididas ideológicamente, que es lo que se intenta transmitir cuando se habla de ello. Existió un golpe de estado militar, con connivencia de algunos partidos políticos, que a través de las armas y el terror impuso, en los territorios donde tuvo éxito, la ley marcial, reclutando a miles de españoles cuya mayor adscripción ideológica al golpe se daba en ser originarios del territorio donde triunfó por las armas. Una vez derrotada la voluntad popular mayoritaria y el orden legítimo representado por la República, amansada la población y temerosa de nuevos enfrentamientos sangrientos, los golpistas acomodaron la dictadura durante 40 años. Los protagonistas de este estrangulamiento popular y democrático son conocidos. Todos los muertos originados por el golpe de estado y durante la dictadura tienen un único responsable: el golpe de estado. Incluidos los trágicos hechos de Paracuellos. Por lo tanto, ni guerracivilismo, que es un burdo intento de dar valor legal y moral a uno de los bandos, simplemente golpista, ni España dividida ideológicamente, más allá de la fuerza de las armas. Desmontar estos dos dogmas de fe sitúa muchas de las posturas de la derecha en el plano más terrenal de la lucha por el poder y sus privilegios.

La simple petición de restitución moral a las víctimas del fascismo, muertos y asesinados por la dictadura y el golpe de estado, siempre ha provocado la misma reacción alérgica en los sectores más radicales de la derecha y en aquella izquierda que pactó, a través de la ley de amnistía de 1977, la extinción de la responsabilidad penal de los cientos de detenidos y responsables políticos de izquierda que podían ser juzgados por delitos o crímenes, según la legislación fascista. Los militantes de izquierda gritaban amnistía en las calles para conseguir la liberación de los cientos de presos políticos que poblaban las cárceles españolas. Con el tiempo, esta Ley de Amnistía se ha convertido en uno de los argumentos de Luciano Varela para juzgar al juez Baltasar Garzón por investigar los crímenes del fascismo, que en ningún momento de la historia de este país han sido juzgados. Esta reacción alérgica presenta síntomas distintos según la padezca la izquierda acomodaticia o la derecha pero comparten uno común, los crímenes del franquismo no se pueden juzgar. De aquí a la advertencia de que se está animando al enfrentamiento civil de las dos Españas, es sólo un paso. Si además, no sólo se habla de restitución moral sino también de juicio de esos crímenes impunes, a la derecha mediática y política se les salen los ojos de las órbitas. El enfrentamiento está a la vuelta de la esquina. Este «que viene el lobo» es mentira. No existe ni existirá enfrentamiento civil. Es sólo una manera rastrera de utilizar el miedo para impedir logros y avances democráticos. Las consecuencias de un juicio al fascismo español tienen que ver con el fortalecimiento de la democracia española y con el rechazo claro y tajante a unas ideas, a una dictadura y a unas personas que protagonizaron uno de los periodos más negros de la historia de este estado.

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