Es momento de pactar con los que no pensamos igual. Este mantra es repetido por los políticos de Ciudadanos para destacar su capacidad para el diálogo y llegar a acuerdos con aquellos que piensan de forma diferente. La capacidad para el diálogo es, sin duda, un valor, no solo en política sino en las relaciones personales, y se pone a prueba cada vez que nos enfrentamos con contrincantes que se encuentran en las antípodas ideológicas. Llegar a acuerdos en estas condiciones suele ser prodigioso.
Ciudadanos no tiene estas capacidades prodigiosas. Por supuesto. Lo que tiene es marketing, la voluntad de vender una idea independientemente de que sea verdadera. Este partido bisagra, mantenedor del statu quo [¿y cuál de los que existen no lo es?], es capaz de dialogar y llegar a acuerdos, claro, pero con aquellos que no le plantean ningún reto. Es decir, con aquellos que son y piensan igual o de forma muy parecida. Ante aquellos que son radicalmente diferentes su posición es el rechazo.
Lo singular sería un pacto entre Podemos y Ciudadanos pero esto es imposible. La socialdemocracia no es del agrado de Albert Rivera que opta por el neoliberalismo de la mano de su asesor Luis Garicano. ¿Y quiénes han sido los partidos que han optado por aplicar con sus políticas económicas las recetas de economistas neoliberales? Pues con estos partidos es con los que no tendrán problemas para llegar a acuerdos, como así ha sucedido con el PSOE de Pedro Sánchez.
La capacidad de diálogo de Ciudadanos es la misma que la del Partido Popular. Solo se entenderán con aquellos que no pongan especiales pegas a la flexibilidad del mercado laboral, la reducción del gasto público y el liberalismo económico. Solo se entenderán con aquellos que apuesten por las privatizaciones y reduzcan los servicios públicos a la mínima expresión. Nada nuevo bajo el sol. Son las mismas recetas que nos han condenado a las tinieblas, paso a paso, durante décadas.
Estas políticas han demostrado ser un error y la persistencia en el error es propia de los idiotas o de los que sacan beneficios de su aplicación. No considero a Ciudadanos unos idiotas. En la vieja, deslucida y manoseada política que vivimos, esa que alienta la corrupción y permite que el común pase a manos privadas, Ciudadanos es un partido necesario para mantener los privilegios de los que se benefician de las políticas económicas propias del neoliberalismo. Y para ello pactarían con el diablo si fuera imprescindible. Se llame Partido Popular o PSOE.