Elena Valenciano no da puntada sin hilo

Elena Valenciano se ha ido de twitter por la persecución virtual que han sufrido sus hijos. La eliminación de su cuenta pretende tener un efecto indirecto que evite los ataques de los trolls a sus hijos, que mantienen sus cuentas, y, según las propias palabras de Valenciano, iniciar un debate sobre la seguridad y la libertad en las redes.  Dice que quienes acosan son anónimos y no se puede hacer nada después de haber consultado si procede algún tipo de demanda judicial. Finalmente no ha denunciado estos ataques a la policía ni tampoco a la propia red social, dejando de utilizar dos de las vías para intentar defenderse, permitiendo que los acosadores no sufran ninguna consecuencia y se sientan orgullosos de la repercusión de sus acciones. Dice que se va para protegerles y la decisión que toma no es denunciar sino borrar su cuenta personal, mientras los trolls o quiénes quieran, puedan seguir dirigiéndose a sus hijos a través de sus cuentas personales. No entiendo que no haga uso de ninguna de las dos herramientas básicas para impedir que determinada gente, escondida detrás del anonimato, pueda sistemáticamente insultar o amenazar con impunidad. Existe incluso otra más básica, que es el bloqueo aunque entiendo que en función de la intensidad de los ataques pueda resultar insuficiente. A lo que voy, es que no me creo a Valenciano. La intención que hay detrás de la denuncia pública puede ser otra. En estos días twitter se ha convertido en un lugar en el que hay que protegerse, por culpa de los temibles trolls y el malvado anonimato, en el que los usuarios están indefensos de los ataques indiscriminados, principalmente, muchos de los políticos que han legislado, apoyado y defendido medidas antisociales entre los que se encuentran miembros del PP y del PSOE. Todo esto en un clima social en el que organizaciones como la PAH ha hablado de «perseguir» a los políticos o algunos ciudadanos señalan en la vía pública a los responsables del deterioro social, político y económico. Y esto, por supuesto, no es del agrado de los políticos, que pretenden decir lo que quieran, desde sus escaños, sin ninguna consecuencia real en sus vidas. Eso sí, las consecuencias reales en las vidas de las personas afectadas por esas medidas no son tan importantes. La preocupación de los políticos por este clima social tan hostil es evidente. Twitter permite el contacto directo con muchos de ellos y, desgraciadamente, algunos amenazan e insultan pero muchos otros se dirigen desde la reflexión indignada, como no puede ser de otra manera en estos tiempos, diciendo cosas que no les gusta escuchar porque suponen una crítica demoledora de sus acciones o decisiones. Valenciano lo ha dicho con meridiana claridadEn algún momento habrá que meterle mano a esto, porque la indefensión es total. Los franceses han legislado para combatir el fascismo en Twitter, nosotros deberíamos pensar en hacer algo. Esta es la frase que indica lo que hay detrás de la denuncia pública.

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