Cinismo y demagogia forman parte de las asignaturas que un político de los grandes partidos debe dominar sin duda alguna. No digo que la Política, con letra mayúscula, deba asentarse en ambas imposturas sino que los políticos actuales del Partido Popular y del Partido Español (sin obrerismo ni socialismo) deben dominarlas con destreza. Tampoco digo que no existan políticos que suspendan en estas asignaturas pero evidentemente tienen poco futuro en el actual contexto de la alta política española, con letra minúscula. La regeneración se hace imprescindible. Ni rubalcabas ni cospedales. Ni santamarías ni valencianos. No puede construirse una Democracia, con letra mayúscula, con aquellos que han introducido la mentira y el engaño en la dialéctica con los ciudadanos, los mismos a los que se ningunea una y otra vez en nombre de la democracia, con letra minúscula. Una de las primeras condiciones de cambio pasa por la renuncia de cada uno de los responsables en el gobierno que han tomado medidas que han perjudicado al estado español, sin óbice de la responsabilidad civil y penal que corresponda, así como la desaparición de los dos partidos que se han repartido el poder en las últimas décadas, en connivencia con los poderes económicos y financieros. La existencia de ambos partidos garantiza la continuidad de un sistema donde los ciudadanos ocupan un espacio marginal. Que se vayan. A este tipo de políticos no los necesitamos.
«La politización del pueblo es un arma de destrucción masiva de los políticos deshonestos y de sus partidos»