Creo que no debemos pedir al PSOE lo que hace tres décadas renunció a llevar a cabo, si no lo hizo ya antes: cambiar la sociedad. Tenemos que quitarnos la venda de los ojos y dejar de ver a este partido como un partido progresista. La realidad es que su política económica es idéntica a la planteada por la derecha económica y sigue las directrices que marcan los grandes organismos neoliberales, más allá de los guiños hacia la izquierda que tienen un fin exclusivamente electoral y que, por supuesto, no afecta a las lineas maestras. Ni representan a la izquierda ni son progresistas. Muchos votantes de izquierda pueden aducir que es peor el Partido Popular pero se engañan, en esencia son la misma mierda. Sus políticas económicas no están pensadas para los ciudadanos sino para las élites, con el agravante del PSOE (mejor referirse a ellos con sus siglas que con el término socialista) de adormecer a la izquierda social y política. Si lo que hace el PSOE lo hiciera el PP, una huelga general, como la que se ha realizado, se quedaría corta. Esta característica narcótica los convierte aún en más peligrosos que cualquier aznar o similares, que se les ve venir a distancia. La alternancia de estos dos partidos políticos no cambia nada, es un simple, ramplón y burdo reparto del poder.